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Sí: se trata de filmes que a lo largo de los últimos años eligieron este camino, el de grabar escenas reales de sexo para transmitir, bueno, pues una escena de sexo. 


Vivimos en la era de la simulación, no cabe duda. Y uno de los aparadores más intensos donde esta condición sociocultural se exhibe es en la sexualidad en sentido general y, en particular, en todo lo que tiene que ver con pornografía y sexo mediatizado. El problema, tal vez, es que esta simulación está en constante diálogo con la "realidad", y la influye de manera permanente. Por ejemplo, ¿cuántos jóvenes o cuántas personas no nos hemos educado sexualmente con lo que vemos en la pantalla? 


Al igual que los cánones hollywoodenses de romanticismo y enamoramiento imperan entre millones de personas cuyas expectativas frente a su pareja están inspiradas en las chick-flicks, muchos experimentamos nuestra sexualidad según lo que hemos visto en las escenas "candentes" de decenas de películas y, obviamente, en los procedimientos a los que recurre el porno (esa industria que es mucho más sexual que el propio sexo).

Y a propósito de la reflexión anterior parece un ejercicio interesante, al menos en el plano simbólico, detectar aquellas películas que en contra de la esencia de una buena porción de la producción cinematográfica optaron no por simular las escenas sexuales sino por documentarlas. 

9 Songs (2004): Dirigida por Michael Winterbottom, es un drama romántico filmado en Inglaterra. 

Love (2015): Dirigida por Gaspar Noé, es un drama francés que además fue producido en 3D.

Scarlet Diva (2000): Filme autbiográfico de la directora y artista italiana Asia Argento

Pink Flamingos (1972): Comedia grotesca y de culto, obra del inquieto director estadounidense John Waters.

Gandu (2010): Dirigida por Qaushiq Mukherjee y tal vez la única película india con escenas reales de sexo. 

The Realm Of Senses (1976): Un buen filme dirigido por el brillante japonés Nagisa Oshima.


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